Frontino recuerda a Joaquín Bedoya
Dice Gildardo Montoya en una de sus ocurrentes canciones: “cuando el rio suena, fue que un músico se hogó”, yo diría más bien que
cuando la música suena es porque aquel
músico está y estará vivo por siempre. Es el caso de nuestro ilustre y
conocidísimo paisano JOAQUÍN BEDOYA GÓMEZ,
quien vio la luz y escucho los cantos de las aves por primera vez, en la vereda Cabras de Frontino hace ya 72 años,
pues murió el pasado 22 de noviembre de 2014.
Este ilustre frontineño todavía muy pequeño salió de su
tierra para Medellín junto con sus demás
hermanos, producto de la violencia política
que se vivía en los campos, en los años que siguieron a la muerte de Jorge
Eliecer Gaitán.
Muchas cosas pasaron
en torno a esta que era una familia de estrato campesino, sobre todo, porque su
equipaje principal era la música, esa música que continuo trasegando caminos conquistando con
inteligente humor y gracia la simpatía de aquellos que la escuchaban.
La música parrandera
paisa sin duda alguna representa para Antioquia toda, la idiosincrasia de
sus gentes, pues describe palmo a palmo y con gracia suprema su quehacer cotidiano, lo que genera
identidad y empatía.
En una ocasión llame a
Joaquín a su teléfono fijo para mirar la posibilidad de traerlo a una “tocata”
aquí a frontino; luego de escuchar mi apellido, me pregunto de cuáles Muñoz era
yo, a lo cual respondí que mi padre se llamaba
Luis y había trabajado como
aserrador, músico y barbero, y el con esa voz grave que lo caracterizaba y en tono de agradable sorpresa, comentó con espontánea frescura como poniéndose las manos en su cabeza: ¡ay mi cachucha!! Título de una de sus canciones.
Desde esta tribuna
virtual, los frontineños rendimos este homenaje póstumo a la memoria de un
hombre que puso en la más alta de las montañas de nuestra amada patria, el
nombre de este terruño que le vio nacer y que sintió el dolor de su partida.
Joaquín Bedoya como Agustín
y como José que vive todavía para
bien de la música parrandera de
Antioquia, volverán una y otra vez mientras el almanaque tenga en sus doce hojas el mes de diciembre.
Otra historia de Joaquín en Frontino contada por Darío Ocampo , músico frontineño.
Resulta que la única vez que Juaco vino a este pueblo a tocar había una
violencia muy brava, fue como en 1999 y tocaron en la plaza, estaba de alcalde
Alfazar, la gente contenta los saludaban
y los rodeaban esperando que se emberriondáran a tocar . Agustín que era de muy
buen genio y había venido muchas mas veces aquí, era quien le presentaba la
gente: ve, este es fulano de tal, este es hijo de tal otro, este es primo. En
fin…resulta que me dice Joaquín: “ Campos,
vení lleváme por ahí a un puntico donde
vendan aguardiente que estoy contento , entonces
lo lleve para la tienda de Domingo Urrego; pedimos media y como yo despachaba a la mujer
en el bus para Medellín, me tome uno y Salí a despedirla, cuando regrese la
media estaba vacía; ya había pedido otra media y trago a trago se había bebido
por lo menos, quince guarapazos.”
Mientras tanto Agustín su fiel escudero, llego desesperado a
jalar a Juaco pal tablao, en donde por primera vez cantaron en público su tema
éxito” Échele mas agua a la sopa.” Y de esta forma en medio de una multitud de
paisanos que blandieron como arma la cultura, silenciaron el estruendoso ruido
de las pistolas y todos en comunión disfrutaron de una noche inolvidable con
“EL REY DE LA PARRANDA”.
Por esa noche, la
violencia fue maniatada con las cuerdas
de las guitarras.
Joaquín Bedoya Gómez
a mi parecer, sentenció en el tema “El
farol borracho” lo que pasaría en
cada siete de diciembre y de ahí en adelante:
“…Yo seré un farol
contento y bastante iluminado, por mucho que sople el viento, no me verán
apagado.”
¡Hasta siempre
Joaquín!
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