Las fondas eran esos lugares entrañables que habian a la vera de los caminos ; lugares llenos de calor de hogar, de gente querida, de puertas abiertas, de canciones de amor y desamor, donde colgaban las ruanas y los tiples, de la misma manera que jardines y melenas; esos lugares de descanso propicios para arrieros y caminantes; esos lugares para "·hechar" a descansar el alma.
FESTIVAL DE BAILADORES DE MUSICA PARRANDERA Y DEL "OTRODIA"
El patio de las casas campesinas, particularmente en Antioquia son el primer sitio de socialización de todas las gentes del lugar.
Frontino no fue ajeno a lo que acontecía en este entorno. Por décadas los campesinos, jornaleros, recolectores, mujeres, niños y ancianos, nacieron y se criaron en ambientes musicales donde sonaban las notas de bandolas, tiples y guitarras llamadas entonces “tocatas”. Cuando esto acontecía se formaban los bailes o festivales que todavía se realizan en las zonas rurales.
En Frontino los campesinos llegan ataviados y con sus trajes típicos a bailar rumba, baile bravo y de igual manera la infaltable música parrandera.
En el año 2001, nació en el seno de la familia Muñoz Lara, la gran idea de organizar por la época de diciembre un festival donde se bailaran únicamente estos géneros y donde se convocaba a todas las gentes del campo y toda la población urbana a la participación activa en el evento.
De esta manera nació el festival de bailadores de música parrandera y del “otrodia”, evento folclórico que se realiza anualmente en Frontino,y que está además en el plan de desarrollo; hoy mediante acuerdo municipal se ha constituido en patrimonio cultural de los frontineños.
El festival de bailadores de música parrandera y del “otrodia” esta adscrito al Centro Cultural Gabriela White de Vélez y articulado con las juntas de acción comunal, clubes de la salud e instituciones educativas locales.
También se realiza paralemente el “festivalito” lo que significa y garantiza la continuidad de este proyecto en el tiempo.
Esta imagen corresponde al ultimo festival realizado en la vereda " El Madero" , donde el bailador Pedro Durango hace gala de su peculiar estilo de bailar, puede notarse la participacion activa de la comunidad campesina y la curiosidad y simpatia que despierta el baile en los asistentes .
Esta otra imagen corresponde a un festival en el patio
de una casa campesina, lugar donde se conversa, se disfruta y se
toman unos buenos tragos al son de la música parrandera y del "otrodia" o música de cuerda.
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