viernes, 7 de noviembre de 2014

El mes de las animas




Desde el primero de noviembre en algunos pueblos de Antioquia es costumbre salir de paseo con las benditas almas del purgatorio.
Un hombre generalmente vestido de negro, o con un abrigo impermeable  y de capucha, llega al cementerio del pueblo y en una ceremonia un poco temeraria y con un halo de misterio en su actitud, toca reverentemente con los nudillos de sus dedos las tumbas de los muertos, acto que significa  una invitación a salir a caminar con el .
El animero como se le llama generalmente,  en ocasiones es el mismo sepulturero que tiene  digámoslo así, alguna  ” familiaridad” en términos de amistad con los difuntos, pues se infiere, que al ser el quien los sepulta,  establece un  vinculo tácito con los que se han ido de este mundo.
El animero en un pueblo como el mío, creo que es el personaje del mes,  por cuenta de los muchos seguidores que tiene, pues la devoción a las almas del purgatorio es generalizada y por tanto,  humanos  de carne y hueso andan en fervorosa penitencia tras  el,  revueltos supuestamente con los espíritus que han salido de sus aposentos donde reposaban hasta que se les hizo el llamado.
Sale entonces del cementerio, e inicia una maratónica jornada nocturna a eso de las once por todas las calles del pueblo donde se le escucha decir en tono suplicante:  ” un padre nuestro por las benditas animas del purgatorio por amor a Dios…” mientras suena el tilín , tilín, tilín,  de una pequeña campana de cobre labrado  que es la misma campanita que se usa en el templo católico para la “elevación” .
Antes el animero salía tremendamente sólo voceando este estribillo que en el silencio de la noche  helaba los tuétanos. Los hermanos mas chiquitos nos recogíamos un poco  en la cama y nos preparábamos ansiosos  para escuchar la plegaria y el inconfundible sonido de la campana.
En cuanto fuera posible dormíamos muy pegados  y bajo las cobijitas en voz muy queda y  con una combinación de miedo y devoción, musitábamos al mas cercano algo así como...  Luisito… ¿esta oyendo?.
En Frontino ha habido muchos  animeros; entre todos había uno que recuerda mucho la población,  se llamaba Lubín ; también Alberi que era hijo de  Jesús Vargas , sepulturero por muchos años; Jesús María  García, que era oriundo de Betulia  , Milton Pérez, Fabián López ( Maravilla) y otros que desafortunadamente no recuerdo.
Hoy en día se conserva esta bendita costumbre, que debe perdurar en el tiempo.

Laura mi madre,  sigue rezando en voz muy baja… padre nuestro que estas en los cielos…mientras el animero de regreso al cementerio se aleja con su tilín, tilín, tilín.

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